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Showing posts from September, 2009

Las Camisetas

Había una vez dos amigos de barrio, que como vecinos, se juntaban todos días, después de estudiar, y jugaban un partido de fútbol con los otros niños del barrio en la pequeña cancha de arena del barrio, la que quedaba junto a la iglesia. Este grupo de niños dejaba todo a la suerte de una moneda. Ésta, determinaba cuál de los dos equipos sacaba primero, a cuál de los dos le tocaba el jugador malo que todos rechazaban, a cuál de los dos le tocaba la arquería de piedras y a cuál le tocaba quitarse la camiseta. Eran días de calor, de un sol que tostaba las copas de los àrboles. Los que se quitaban la camiseta, celebraban por poder estar más frescos, no les importaba que les fuera a picar la combinación entre sudor y grama y tierra. Estaban felices por liberarse de esa tela sofocante que les impedía correr frescos como en un mal comercial de productos naturales. Los que permanecían encamisados, se conformaban con ese olor a ropa humeda, con el estampado de su súper heroe pegado a la espalda

Encontrando el Conocimiento

Ella. "Dormir contigo es estar solo 2 veces, es la soledad al cuadrado. Todos los sábados son martes y 13, llueve sobre mojado" El: "La La la la la la laaa llueve sobre mojado" Ella: "y al final sale el sol incapaz de curar las heridas de la ciudad y se acostumbra el corazón a olvidar..." El: "¿Cuál es el nuestro? Eros o Agapé" Ella: "Ninguno" El: "Ah :'(" Ella: "JA JA :P" El: "El profesor está en medias, se quito los zapatos :O" Ella: "Si entras al cielo con nosotros tal vez te den cupo xq' nosotros tenemos rosca" El: "Adivina quien se las consiguió a ustedes" Ella: "¿Quieeeeeeeeeen? El: No me gusta Alardear, así que no te diré" Ella: "Me imagino que en alguna alucinación que tuviste mientras estabas borracho creíste haber visitado el cielo y conseguirnos rosca con Dios. Pobrecito, no sabes distinguir entre la realidad y la ilusión... Es que esa pobre neurona si n

Historias del Camino Hacia Jaimito - Terror En El Jardín

Desde muy temprano se escucha su zumbido inhumano, el producido por sus feroces dientes que acaban con todo a su paso. Mi mañana previa a salir de casa, transcurre como las otras, me levanto, uso el sanitario por 15 minutos, me baño en 8 minutos, me visto en 5 minutos, tiendo mi cama en 10 minutos. Ese sonido sordo de animal de metal continúa rodeando mi casa, de la ventana del frente a la de al lado, a veces se escuchan varios al tiempo. Mientras preparo y como mi desayuno, trato de deshacerme de la desesperanza y reemplazarla con valor para esquivarlos y continuar mi camino hace mi lugar de trabajo. Una vez subo a cepillarme los dientes y a abrir las cortinas, es cuando empiezo a buscar sus figuras en los jardines que rodean mi casa y crecen por todo el barrio. Los vecinos salen de sus casas sin ninguna clase de preocupación. Pasan como si nada, al lado de esta manada de asesinos que disparan los deshechos de su comida por todos los lados, pequeñísimos proyectiles teledirigidos