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Queda Sólo Una.
Por: La Neurona

Para ustedes los que están afuera creen que es muy fácil, pero hacer todo lo que yo hago desde adentro es realmente difícil. Ustedes respiran tranquilamente, caminan, hablan y piensan al mismo tiempo; acá yo logro controlar las labores de respiración y desplazamiento, bueno es que han sido 20 años enteros de ensayo y fracaso, de una rodada por las escaleras tras otra y una esporádica ahogada con queso derretido, me ha tocado duro. Pero cuando tengo que lograr que este cuerpo hable por teléfono y escriba al mismo tiempo, o sea capaz de ponerle atención a todas las cosas que pasan a su alrededor, créanme es cosita seria. Para los que no lo conozcan, este ente caminante, esta estatua hueca que estoy utilizando para escribirles este mensaje de auxilio, tiene 20 años de vida, 20 años en los que ha habilitado cada grado par del colegio (kinder, 2º, 4º, 6º, 8º y 10º); en los que ha llegado mas de una hora o dos horas y media tarde cuando ya todo el mundo estaba listo; 20 años en los que se ha quedado mirando el infinito cuando menos debe, pues alguien le esta hablando o esta en mitad de una clase, y él simplemente se desconecta, se desaparece del mundo, pierde concepción del sonido, el espacio, el tacto y el gusto y todos sus amigos se quedan mirándolo sin saber que le paso, hasta que yo vuelvo a tomar el control y él vuelve a la normalidad con el tema que había empezado antes de desprenderse del mundo.

En el principio, éramos muchas y como en cualquier otro cuerpo humano manejábamos sus funciones al dedillo. Pero antes de que él creciera lo suficiente como para tomar sustancias psicotrópicas que nos mataran, logró hacer que muchas de nosotras simplemente dejaran de hacer sus labores normales, ellas se iban en grupos pequeños a hacer otras cosas, que no tenían nada que ver con sus funciones básicas: hacían rondas y bailaban como indios, cantaban canciones inexistentes en el mundo que registrábamos día a día. Al principio me preocupaba, aunque no mucho, eran grupos muy chiquitos; pero estos se empezaron a hacer cada vez mas grandes, y a cargo del cuerpo íbamos quedando muy pocas. Yo creí que el problema era la televisión, luego al ver bien a su madre creí que era genético, pero no, nadie me sabía dar razón sobre la razón de la perdida de la razón.

Con el paso de los años, era cada vez peor. Yo creía que en el colegio la cosa se iba mejorar, que mis hermanas iban a volver a manejar el cuerpo junto conmigo y las que quedábamos. Pero todo empeoraba, ahora se alejaban más, aún peor, Pablo, mi recipiente, este al que yo llamo cuerpo, seguía inventando un sin número de personajes que iban transformando a las desertoras, dándoles una personalidad específica y unos nuevos cuerpos. Hay unos que ya no se ven tanto, pero los recuerdo; todavía puedo ver pasar a los primeros, no tenían una forma exacta y pulida, aunque parecían humanos y sus cuerpos eran azules y brillaban. Empezó con el mas joven de todos, luego aparecieron sus padres y unos hermanos, tenía una familia completa de estos seres que lo acompañaban a todas partes y hablaban con Pablo cómo si existieran, y le decían que hacer. Yo no entendía que pasaba. Luego aparecieron héroes de trajes extraños y poderes asombrosos, que revoloteaban por todo el cerebro, y saltaban de un hemisferio al otro, construyeron sus casas y empezaron a hacer sus ciudades. Pero su actividad no se centraba sólo en la mente; Jugaba con todo lo que se encontrará en su casa, desde las porcelanas de su madre hasta el robot mas novedoso del mercado, construía historias con sus juguetes, había enemigos y amigos, amores y traiciones; llenaba de agua el lavamanos para jugar a que sus muñecos iban a la playa, construía bases con lego y estralandia y hacía sus propias naves y robots. Y Cuando fue dejando los muñequitos siguió con su propio cuerpo convirtiéndose él mismo en los malos y en los buenos. Horas enteras en las que el se quedaba hablando solo sin importar quien lo mirara, y si sus héroes tenían que pelear, el peleaba con el aire y sudaba como si estuviera haciendo el mas fuerte de los ejercicios. Pero acá adentro las cosas eran distintas las peleas eran de verdad, y las ciudades quedaban destruidas; aunque al otro día todo estaba normal, y mientras que yo y las otras que aun nos preocupábamos por que él estudiara y supiera moverse con la lógica del mundo real; el mundo imaginario que se reformaba y los amigos y enemigos se volvían mas unidos que nunca…malditos, pasan tan bueno.

Así pasaron muchos años, y cuando terminaba una historia, cuando creía que llegaba al final empezaba a hacer otra, y nuevos personajes aparecían y cada vez quedaban menos neuronas, y su mundo crecía cada vez más. Hasta que un día normal de colegio, mientras yo y las pocas que quedábamos tratábamos de sacar adelante este muchacho en el duro octavo grado, llego uno de sus amigos con el verdadero final para nosotras: el rol. Ahora cada vez que iba a jugar era una nueva historia y esto lo obligaba a hacer personajes nuevos cada vez que jugaba, y no se quedaba solo con la historia que representaba el seguía jugando en su mente, iba mas allá, y nuestro grupo era cada vez mas reducido, y los espacios para nosotras eran mas pequeños, ya de nuestro organizado sistema de canales y conexiones eléctricos no quedaba nada, y toda una ciudad cambiante en tiempo y en espacio, que se hacía rural y urbana al mismo tiempo, se alzo sobre nosotros, relegándonos como si fuéramos la raza más vil y despreciada.

Mi grupo era pequeño, no resistiríamos una historia más. Las de rol de pronto no pues muchos de los personajes que ya existían se disfrazaban y se hacían pasar por otras personas, pero el hecho de que aparecieran nuevos personajes, nuevos mundos nos destruiría por completo, y a pesar de que estaba acabando la ultima de sus historias estábamos tranquilas pues a nosotros volvía la esperanza cuando aprendió a factorizar y sus notas de matemáticas no volvieron a aparecer notas malas. Pero a mediados de noveno, comenzó con esta historia que el llama “Gaia, el espíritu de la Tierra” la cual se llevó a nuestra hermana la que mejor factorizaba, dejándonos sin defensa para estos ultimaos años de colegio que quedaban. La historia crecía cada vez más y una a una fueron desapareciendo las últimas conductoras de lógica, quedándome yo sola.

Miren, no sé como pero el ya esta en la universidad, por suerte en una carrera en las que estas otras neuronas locas transformadas pueden ser útiles. Me he desarrollado mejor para cumplir con todas las funciones de su mente y su cuerpo, pero cuando tiene que hacer varias cosas al mismo tiempo no puedo hacer nada me sobre caliento, y ni hablar del factor del tiempo, ese nunca fue mi departamento y las pocas que tenía fueron las primera que se suprimieron. Sé que me alargue mucho contándoles esta historia, pero quería que vieran el sufrimiento que tengo que pasar, y a pedirles a ustedes, los que lo conocen y los que no, para que hagan algo, por que yo estoy que desisto, y me voy con ellas, pero si lo hago Pablo quedará perdido en su mente, y su mirada atrapada en el horizonte, aunque siempre lo verán con una sonrisa.

Comments

Paulafat said…
¡¡¡Tienes que sobrevivir!!! No nos puedes dejar a Pablo más perdido de lo que está...Pot favor, por favoor!!!
Anonymous said…
Eres una gran neurona, te he visto hacer cosas grandiosas y no pierdo la fe en ti

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